Falta 1 minutos para que sea mi cumpleaños, 1 minuto para cumplir la mayoría de edad. Cuando era pequeña, soñaba con que llegara el día de mi cumpleaños, como todos los niños pequeños. Abrir regalos, pasar el día con tu familia y tus amigos, sentirte una princesa durante unos instantes. Conforme iba creciendo, ese sueño continuaba ahí, pero su esencia cambiaba. Ya no quería regalos (con la edad prefieres dinero antes que una muñeca), y la compañía familiar iba perdiendo importancia. El sueño se basaba en poder cumplir 18 años, y asó poder beber sin "esconderte", salir hasta las tantas y estamparle el DNI al portero de la discoteca. Sin embargo, ahora no me siento como antes, en el que a estas horas solia estar ansiosa por que llegase el día 9, no me ilusiona ni me siento de manera especial.
El cumplir 18 me ha hecho pensar en todo este tiempo. Desde que era pequeña, mi vida se ha basado en un cambio continuo por diversas circunstancias: un cambio de ciudad, un cambio de colegio, otro cambio de ciudad con otro cambio de colegio, cambio de amigos... Pero en todos los cambios hay algo en común: las personas.
Desde que nacemos, en nuestra vida van apareciendo personas que nos van aportando algo. Las primeras en aparecer son la familia, y son los que estaran ahi siempre en el camino hasta que el destino decida que han de irse. Pero conforme vamos creciendo, en las diversas etapas nos va acompañando distinta gente de forma aleatoria y completamente azarosa. Aunque de manera borrosa, aun puedo recordar esos momentos jugando a las Barbies en medio de la calle con mis amigas de Almeria, aquella vez que los bomberos vinieron con espuma al cole, o como nos sentiamos supermalas por comernos una chuche más de la que papá y mamá nos dejaban. Más tarde, tuve que venir a Granada, y aqui nuevos amigos. Te acordabas de los anteriores, por supuesto, pero rapidamente socializabas y encontrabas a tus nuevos mejores amigos. Con ellos seguias jugando a las muñecas, leias comics y soñabas con poder volar y salvar al mundo de un peligro horrible. Y así llegamos al instituto. Como nos sentiamos el primer dia de clase... Pensabamos que eramos geniales, pero a la vez teniamos miedo porque nos veiamos pequeños. Durante la E.S.O. cambié de amigos, y encontré algunos que en ese momento me parecian los mejores y otros que, aun con el tiempo, siguen estando ahi. Otra gente, aunque en el instituto no te marcase, estaba esperando el momento idoneo para entrar en tu vida a lo grande. En el insti nos metivos en peleas, nos enamoramos por primera vez, compartimos juegos y empezamos a madurar. Sin embargo, hasta ahora, la etapa mas importante y más alucinante para mi se encuentra en el Bachiller. Entré con unos sueños, y salgo con otros. En bachiller he encontrado a gente de verdad, a gente que, aunque solo compartas clase con ella, en los malos momentos te demuestra que es algo más que un compañero. He encontrado a mis amigos, a esos que saben que algo te ocurre sin abrir la boca, a los que saben leer los silencios y saben esperar el momento adecuado. Gracias a ellos segundo de bachiller ha sido un año fabuloso, y lo mejor es que ellos saben que me refiero a ellos. Este año también conocí el amor, que se tornó en amistad.
Tengo solo dieciocho años, y aun quedan muchas personas por pasar en vida, me queda mucha gente que conocer, muchos amigos que hacer y mucha gente de la que enamorarme. Sin embargo, hoy, a 1 minuto de las 12 de la noche, no podía cumplir la mayoria de edad sin dar las gracias a todas esas personas que han pasado por mi vida hasta hoy y que en su momento formaron o forman parte de mi mundo, porque sin ellas, sin su granito de arena, no seria lo que soy ahora.
GRACIAS